26.8.09


Las ilusiones son aquellas cosas a las cuales nos aferramos con el fin de poder llegar a concretar algo, ya sean sueños o creencias, o lo que fuesen. Las ilusiones son parte de un misticismo que nos hace vivir la espera de un momento, como si fuesen la moda mas lírica jamas creada. El problema que radica con las ilusiones es cuando nos dogmatiza y nos centra en su juego, y nosotros nos dejamos jugar por ellas, siguiendo el libre albedrio de su encanto. Pero a su vez, las ilusiones juegan con un doble papel, uno positivo y otro negativo. ¿A qué llamo ilusión positiva?: a aquella, la cual intuimos que puede llegar a pasar, pero no la perseguimos, sino que nos agarra de sorpresa y nos hace vivir el mejor éxtasis. Y la negativa, es esa a la cual perseguimos y le vivimos golpeando la espalda, para que se de vuelta y nos vea. Lo peor que se puede hacer con una ilusión así, es cargar todas nuestras energías en ella, porque de esa forma, tendríamos que llegar hasta la incertidumbre del final, y ahí, chocariamos nuestra cabeza contra una pared de concreto y veriamos como lloramos sangre, por ver que esa ilusión que nos tenía tan emocionados se pierde en la nada. Es muy dificil, vivir el día a día sin una ilusión. Nuestra cabeza nos maquina a 20.000 revoluciones por segundo cuando vamos y venimos, y generalmente, las ilusiones son la fuerza motora de la mayoría de nuestros pensamientos. Nos tranforman en una carrera, en la cual competimos contra nosotros mismos, ¿Y cómo sabemos así cuándo y quién es el ganador?. Hay algo que existe para combatir a una ilusión, que es algo que nos marca y nos determina todo lo que pasa, y es LA REALIDAD. Realidad, nos dividirá la cabeza en dos, mostrándonos lo que pasa de lo que queremos que pase. Más allá de todo hay otra realidad, la que es personal, y sin ella, nuestras ilusiones no tendrían ni lugar ni sentido. ¿Quién no se acuesta, con la ilusión de que mañana va a ser un buen día?

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