22.6.09
Yo no pedía mucho. Pedía solamente un sonido que mi imaginación pudiera confundir con la palabra amor. Y el silencio fue terco. Pedía de regalo uno de esos dias de verano que andan sueltos entre diciembre y marzo esperando a su habitante de veinticuatro horas. Pedía una mirada intensa, de apenas tres segundos, pero sólo para mí. Una mirada sin pensamientos de otros como telón de fondo, una mirada entera para mí. No eterna, ni larga, ni agotadora, no, apenas un relámpago. Me hubiera conformado con un pétalo de una sola flor entre todas las flores, si lo hubieran arrancado para mí...
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