19.5.09
Así empieza la historia de nuestros temores para decidir, el miedo es el enemigo número uno en esta cuestión. Y al miedoso o al temeroso no hay nada externo que lo calme, que lo haga sentir seguro, porque siempre busca la aprobación fuera y sucumbe ante la mínima desaprobación. Es más, no intenta por temor al que dirán, al fracaso, a que lo dejen sólo, a que se enojen, a que no les guste, a que lo tomen a mal. En fin, el miedo a cualquier cosa, miedo paralizante, miedo a sufrir. (...) Jamás nadie nos dará la seguridad anhelada, sólo nosotros, volviendo a ser nosotros, tomando nuevamente el camino que dejamos, podremos lograrlo. No existe la magia, los miedos no se van porque sí, a los miedos se los combate únicamente con la acción: con nuestra acción.
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